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Entrevista a Sr. Mostaza

marzo 12, 2009

Entrevista a Sr. Mostaza por Nèstor Mir

[Esta entrevista salió publicada en la revista Miralls en el año 2006]

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Luis Prado es un pianista valenciano que lleva años demostrando sobradamente su calidad musical. Admirador confeso de Ray Charles, lo considera el mejor, de Stevie Wonder o de Elton John, al piano es capaz de ejecutar las obras de éstos y de algunos más (The Beatles, David Bowie, The Who o Simon & Garfunkel) con una precisión casi milimétrica. Su actual proyecto musical, Sr. Mostaza, es noticia porque este verano ha sido llamado para actuar en el Festival Internacional de Benicassim (FIB). Un broche de oro para cerrar el periplo que se inició con la edición en el 2005 del disco que hasta la fecha le ha reportado mayor reconocimiento: Mundo interior (Hall of Fame Records). Mantuvimos una entrevista con Luis por este motivo y también con motivo del concierto homenaje que le hicieron a los Beatles en el Col·legi Major Lluis Vives. Durante una tarde se pusieron en la piel de los escarabajos de Liverpool y tocaron de cabo a rabo el disco Revolver

Comenzamos la conversación sentados en la terraza de un bar cercano a los jardines de Ayora. Le pregunto sobre los orígenes de su actual proyecto. Poco antes de la disolución de los Flauters —grupo del que fue cofundador junto a Paco Tamarit (actualmente en Serpentina), Alejandro Climent (teclista de M-Clan) y Eliseo—Paco Tamarit ya me había propuesto que yo me ocupara íntegramente de las composiciones en la banda, es decir, que hiciese lo que actualmente hago en Sr. Mostaza. Pero no era el momento. Dar este paso me resultaba en cierto modo como una traición al concepto del que había nacido la idea de los Flauters, el concepto de grupo. De hecho poco después, ante la dicotomía que se estaba planteando en la visión interna del grupo, amistosamente, decidimos dar por terminado el proyecto.

Aunque por aquellas fechas por la cabeza de Luis ya rondaban algunos de los temas que formarían parte del primer ep de Sr. Mostaza (Pianoforte ep, Hall of Fame Records, 2002) aún tendría que pasar un tiempo para que éstos vieran la luz. A los pocos días de la disolución de los Flauters —banda emblemática de la escena musical valenciana de los años noventa— recibí una llamada de Tarque (cantante de los M-Clan) para que entrase a sustituir al teclista de la banda que acababa de causar baja. Ese verano (1999), justo antes de que pegasen el pelotazo con el disco Llamando a la tierra, hice seis conciertos con ellos. Después, me siguieron llamando y toqué con ellos el verano siguiente, que ya fue el de la consagración de la banda, y hasta que se grabó el acústico en invierno de 2000. En 2001 se avecinaba una gira mayor y como veía que se me iba a hacer muy pesado preferí dejarlo. Fue en febrero de 2001 cuando me metí a grabar los primeros temas de Sr. Mostaza en los Estudios Experience.

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La grabación de este primer EP sirvió para dar el primer espaldarazo al proyecto de Sr. Mostaza. En su elaboración volvió a contar con sus antiguos compañeros de batalla, Alejandro Climent y Paco Tamarit. Fue un trabajo que suena algo disperso. Lo grabé dejándome llevar, ni tan siquiera pensaba editarlo. Cuando Luis González (Hall of Fame Records) me propuso publicarlo no lo había enviado a ninguna discográfica. Tuve el master parado en casa más de un año. Durante este tiempo lo que mayores dudas me planteaba era el plasmar todo esto en directo.

Fue a lo largo de este periodo cuando Luis Prado se dedicó a las sesiones pianoacústicas, las cuales también alternaba tocando la batería en Caballero Reynaldo. El primer pianoacústico lo hice en diciembre de 2002. Consistía en ir sólo con el piano, en algunas ocasiones con Paco Tamarit o El Boli (Alejandro Climent) haciendo coros, y tocar tal y como suelo hacerlo en casa. Es decir, tocaba el esqueleto de mis canciones y todas aquellas versiones que se me podían pasar por la cabeza o que la gente me pedía a lo largo de la actuación.

Tras este periodo Sr. Mostaza sale reforzado y, con el apoyo incondicional de la discográfica Hall of Fame, con las ideas más claras. También es importante para la banda la incorporación del baterista Eduardo Olmedo. Con él los directos de Sr. Mostaza alcanzan una calidad digna de estar entre los grandes. Fue a raiz de uno de estos conciertos cuando el productor Carlos Raya (Quique Gonzáles, M-Clan) se fija en ellos y decide producirles su siguiente disco: Mundo interior. Carlos Raya, desde el primer bolo que nos vio pensó que estaría muy bien hacer un disco que reflejara esa intensidad que transmitimos en directo. Ya en el estudio de grabación seleccionó las canciones que iban a formar parte del álbum y se preocupó mucho del sonido. Más concretamente de cómo debía capturar el sonido. Qué tipo de guitarras y amplis utilizar, qué tipo de batería. Se llevaba las grabaciones a casa y escuchaba cinco tomas distintas de una misma canción. Después volvía al estudio y rectificaba la posición de un micro y volvíamos a grabar. Él tomaba las decisiones finales. Él era el encargado de seleccionar las tomas con más magia. De esta forma, nosotros, nos pudimos dedicar únicamente a tocar. En algún momento hizo alguna sugerencia para mejorar la estructura de las canciones, también metió una guitarra acústica e hizo el arreglo de cuerda para el tema Igual.

El disco salió a la luz en el 2005 y, como hemos mencionado anteriormente, con el sello Hall of Fame Records. Hasta la fecha la banda ha presentado el disco a lo largo y ancho de la geografía del estado. Como colofón a esta gira, este verano, podremos verlos en el FIB. Pero antes del verano, el 23 de febrero en el Col·legi Major Lluis Vives, Sr. Mostaza ofreció un regalo a todos aquellos amantes de The Beatles. Aquel día tocaron íntegramente el disco Revolver de la banda británica. Tocar uno de tus discos preferidos de una de tus bandas preferidas es una de las cosas más divertidas que existen. Tanto a nivel personal como a nivel de grupo. Pero es aún más divertido cuando el proyecto se concreta espontáneamente en el local de ensayo. Cuando sin haberlo hablado con ninguno de la banda te pones a tocar y van cayendo las canciones una tras otra. De hecho empezamos con el Doble Blanco… Al final nos decantamos por Revolver. El disco escondía un reto y esto nos motivaba: fue un disco que no nació para tocarse en directo. Todas las canciones tienen alguna puñeta y esto sólo pudimos resolverlo echándole imaginación y dando rienda suelta a la improvisación…

No hace falta insistir en señalar que Sr. Mostaza es una banda ante todo atípica. Aquello que la nutre, el mainstream de los años 60s y 70s, es precisamente lo que le aleja del mainstream actual. Y todo por no cejar en el empeño de querer dar una impronta personal a sus canciones.

Cuando acabamos la entrevista aún hacía sol. Estábamos rodeados de niños que corrían por todos lados. Los padres y las madres los perseguían para darles la merienda. Luis se levantó y me dijo que se iba a pasear a su perro. ¿El de la portada? Le pregunté. Sí, me dijo. Nos dimos la mano, nos despedimos y le di las gracias por dedicarme algo de su tiempo.

ENTREVISTA A JULIO BUSTAMANTE, MÚSICO VALENCIANO

abril 4, 2008

«Mi proyecto musical ha sido siempre mi salvavidas»

(artículo aparecido en la www.revistateina.com, n.11, marzo-abril-mayo 2006)

Néstor Mir
nestormirplanells@yahoo.es

Julio Bustamante (Valencia, 1951) lleva desde los años setenta en el mundo de la música. Sus influencias musicales son tan amplias como su carrera. Entre sus gustos están Van Morrisson, John Martin y sobre todo la música europea: la francesa —Gaingsbourg, Renaud, Brigitte Fontaine o Benjamin Biolay—, la italiana —Paolo Conte, Franco Battiato o Pino Danielle— y, por supuesto, la música española —Golpes bajos, Pau Riba, Jaume Sisa o Ariel Rot—. Como delatan estos nombres, él es un apasionado de los cantautores.

Pese a que su primer disco en solitario, Cambrers, lo publicó en 1981, Bustamante ya llevaba tiempo participando en el circuito valenciano. Entre sus aventuras musicales de entonces destaca, por ejemplo, la colaboración  en el disco la Humitat relativa (1978) de Remigi Palmero. Después de Cambrers, y antes del segundo disco, vendría la etapa de In Fraganti, un grupo que formó con uno de sus hermanos y Palmero, y que publicó varios sencillos entre 1983 y 1986.

A partir de 1987,  su carrera en solitario progresaría a fuerza de discos que se hacían esperar: Cargo de mí (1987), Salón Fujiyama (1989), Ciutat magnètica (1992), Sinfonía de las horas (1994), Los entusiastas (1998), La vida habla (2000), Con tal de volar (2003) y Material Volátil (2005). En total nueve trabajos.

Julio Bustamante habló con teína de su carrera, de su manera de componer y de la experiencia que le supuso su último disco.


ESCRIBIR TEXTOS, COMPONER CANCIONES

¿Te consideras un escritor o un compositor de canciones?
Como modo de expresión, siento la música más cercana a lo que quiero conseguir como artista que la literatura. De todos modos es curioso lo que sucede: gracias a la música escribo poemas o narrativa; sin embargo, ese tipo de escritura me ha dado disciplina para mejorar las letras de mis canciones. En mi vida ha habido momentos en que para escribir la letra de una canción necesitaba escribir primero una novela corta, un cuento o lo que fuera. Estos ejercicios eran como la tabla de salvación del náufrago a la espera de la siguiente canción.

¿Cuáles son los temas de las canciones?
Sobre temas personales, pero siempre desde la perspectiva de que lo que me pasa a mí le puede pasar a cualquiera. Si el tema sobre el que escribo no me pertenece, si ha venido a mí por la vía de la observación, busco el conflicto en mi interior y lo hago mío, intento darme una explicación de lo que significa para mí. De esta forma acabo por escribir una especie de receta, aunque siendo consciente de que ésta no es mía, sino que viene de lejos. En realidad es como reinventarlo todo porque en el fondo todo está dicho y en realidad no hacemos más que falsificar las ideas de siempre. Yo soy un falsificador nato.

¿A qué te refieres con eso de «un falsificador nato»?
Pues a que ¿cómo no voy a copiar lo que dicen mis ídolos o mis mejores amigos y componer canciones con sus ideas? Lo importante no es que tal o cual persona aborde un tema, sino que las buenas ideas vean la luz y se difundan. Así es como los temas de siempre pasan a formar parte de nuestro subconsciente. Cuando llegas a esta reflexión, es cuando las cosas salen de forma mucho más sencilla. Y además, no hay que olvidarse de que en última instancia, toda esta labor de catarsis con los demás —y sobre todo con nosotros mismos— sirve fundamentalmente para conocernos mejor.

¿Cómo sueles encarar la elaboración  de un disco?
En la variedad está el gusto: hay textos a los que les va muy bien un tipo de música y aprendes a identificar cual es la mejor forma de expresar ciertas ideas con un tipo concreto de música. Aunque también hay temas que funcionan muy bien en varios registros…  Particularmente, me gusta darle a cada historia una música diferente. También que en los discos haya equilibrio entre la temática de las canciones y el estilo musical. En mis discos, en general, cuando noto que hay demasiadas canciones políticas, o demasiadas canciones de filosofía, o de amor, o demasiada bossa, rock o bolero, abro un cajón y las guardo para otro disco.

Rock, bossa, bolero…: juegas con una amplia gama de estilos musicales, ¿no?
Sí, mis influencias son diversas y creo que al jugar con diferentes estilos muestro diferentes facetas de mi creatividad. Además, musicalmente también acabo por falsificarlo todo. Siempre digo que hago falso rock’ n’ roll, falsa bossa nova, falso bolero; aunque también sé que es una manera de decir que personalizo todos estos estilos. La verdad es que me reconozco definitivamente como un falsificador nato y así me curo de lo que pueda decir la gente.

¿Cómo te enfrentas al proceso de escribir canciones?
Mi vida es mi trabajo y donde como, escribo. Por eso me limito a hacer las cosas, a estar en marcha y a ser receptivo. Escucho música, leo, hablo con la gente… Estoy en permanente búsqueda, atento a mi alrededor y así muchas veces sin darme cuenta ya estoy en plena fase de creación.

Pero, algún secreto tendrás, ¿no?
No creas. Antes tomaba notas; sin embargo, ahora pienso que las ideas importantes toman tanta relevancia en mi vida que no hace falta apuntarlas, que vuelven sin que me dé casi ni cuenta.

Entonces para ti, ¿el proceso creativo es sencillo?
Ni mucho menos. Lo que pasa es que para mí lo más laborioso no es encontrar ideas, porque la vida pide a gritos que le devuelvas lo que te ha dado, sino saber si estoy escribiendo una canción, un artículo, un relato o un poema. Una vez he logrado identificar el material con el que estoy trabajando, el siguiente paso es pulirlo hasta que estoy satisfecho con el resultado. Y eso también es muy trabajoso.

Has adaptado poemas de Jesús Zomeño o de Fernando Garcín, entre otros. ¿Por qué has echado mano de este recurso?
Porque a veces quienes escriben le ponen palabras a tu experiencia, a lo que tú estás viviendo en un determinado momento. Además, el trabajo de compositor y el de adaptador van unidos. De hecho, adaptar un poema puede resultar tan bonito como escribir una canción: haces tuya la criatura de otra persona quien, sin dejar de ser ella misma, con su poema se anticipó a tus pensamientos. Eso, por un lado, te quita un enorme trabajo de encima y, por otro, te proporciona una especie de hermanamiento con ese poeta.

Además de adaptar poemas de otros, escribes los tuyos. ¿Qué diferencias encuentras entre las letras de las canciones y la poesía?
La poesía es lo que no sé como cantarlo. Un claro ejemplo de un poema que no había forma de que fuese canción es Hablando de Van Morrison, de La sinfonía de las horas, un tema con el que había dado otra vuelta de tuerca a la hora de mostrar mis sentimientos. Al principio pensaba que bueno, que también era bonito como poema… Y al final el título me dio la respuesta para encontrar la canción. Me dije: «¡Imita a Van Morrison, che, Julio!». Y eso hice. Hacer las cosas sencillas, muchas veces es la respuesta a todo.

¿El título fue lo que te dio la clave?
Sí, a mí los títulos me guían como si fueran un pequeño resumen de las canciones o de los poemas. Si le hubiese puesto otro título a Hablando de Van Morrison quizás no hubiese dejado de ser nunca un poema… Muchas veces construyo las canciones a partir de los títulos.


NOMADISMO MUSICAL: UNA MANERA DE VIVIR

¿Qué significa la música para ti?
Una filosofía de vida. La música y la vida me las he tomado como una aventura conjunta: nunca pude funcionar en una sin la otra. Por supuesto, nada es tan fácil; sin embargo, detrás de esta actitud se esconde la continua necesidad de descubrir. Eso me ha hecho tirar siempre para adelante.

¿Ayuda la música a vivir?
Desde luego. A mí me ha servido para realizar un aprendizaje de la soledad. La música me dejó claro que siempre es uno quien debe tirar del carro, ya sea en la vida personal o en la carrera profesional. También me enseñó que debes darle a los demás lo mejor de ti y aprender a no ser una carga para ellos. En los dos ámbitos la música ha sido una maestra para mí.

¿Tanto?
Sí, claro. Sentir placer cuando tocas, desnudarte ante los demás pase lo que pase, cambiar como persona, viajar y conocer a mucha gente, escribir canciones sobre esas cosas… Todo eso te abre a los demás y te da experiencias de vida. Podemos ser unos viciosos de las lecturas; con todo, más importante que la literatura es vivir. Aunque la literatura —propia o ajena— te pueda aportar respuestas a las sensaciones que estés experimentando, escribes más de lo que has vivido que de lo que has leído.

¿Qué dirías que es un músico?
Un músico es un nómada, un animal solitario: no pertenece a nada y su lugar es el mundo. Es lo más parecido a un loco —en el buen sentido de la palabra— y se las tiene que ver con la locura y con la soledad.  

¿Cómo te has mantenido a flote en los momentos difíciles?
Mi proyecto musical ha sido siempre mi salvavidas. He tirado hacia delante con él y he intentado no quedarme nunca parado más del tiempo necesario. Por otro lado, mis padres también fueron un gran apoyo para mí, un refugio. Sus consejos fueron muy importantes. Incluso ahora, que ya fallecieron, los tengo presentes en mis pensamientos y en mis decisiones, y me echan una mano a solucionar mis problemas.


EL AMOR, ESE MATERIAL VOLÁTIL

¿Cómo nació tu último disco, Material volátil?
La elaboración de este disco ha sido algo especial y diferente. Es un proyecto sobre el que Carlos Carrasco —productor, arreglista y músico amigo— y yo llevábamos pensando desde hacía tiempo. Un monográfico de canciones de amor.

¿Y por qué un disco de canciones de amor?
Carlos tenía pensado este disco desde hacía muchos años y yo había ido apartando canciones de amor para ese proyecto: La máquina que somos tú y yo es un descarte de La sinfonía de las horas; de Entusiastas guardé Old Song; Amor antiguo y Para quererte quedaron fuera de La vida habla, y La caseta se quedó fuera de Con tal de volar. Durante la grabación compuse nuevas canciones y descarté otras. Además, en un momento dado me enamoré y escribí la canción en francés, L’habitude du silence… Al final te das cuenta de que todo lo han escrito las mujeres y el gran espíritu, y que nosotros no hemos hecho más que pasarlo a máquina.

¿A qué se debe ese clima musical particular que desprenden las canciones de este disco?
Carlos Carrasco es el responsable absoluto del sonido del disco y por eso éste da esa sensación sónica tan compacta. Él quería crear un clima concreto y, para lograr ese efecto, me hizo incluso cantar de una manera muy determinada. No fue fácil para mí ya que estoy acostumbrado a cantar a mi bola. De todos modos me esforcé al máximo porque sabía que el resultado iba a valer la pena.

¿Cómo fue el proceso de grabación?
Grabé con Carlos las bases y la línea de voz en los meses de invierno y a comienzos de la primavera de 2005. Después dejé a Carlos solo y él se encargó de la producción musical: llamó a Lucho Aguilar, Julio Serrano, Remigi Palmero, Puchi Balanza, Mauri Mora, Montse Azorín, Maribel San Segundo, Txoni Mántaras y Vicent Gelós. Incluso él mismo grabó varios instrumentos.

¿Cómo te has sentido al ver producida tú música de forma tan integral?
No te creas que esto fue sencillo, ahí si que tuve que superarme, o ganarme a mí mismo y decir, tío, confianza ciega, aunque esto vaya al desastre. Tuve que hacer un esfuerzo grande para tener bien claro que este disco lo iba a producir otra persona y que yo me iba a tener que quedar a la expectativa. Fue un paso muy importante el que di y una nueva experiencia en mi carrera musical. Eso sí, en cuanto grabamos las bases tuve claro que todo iba a ir sobre ruedas y que lo mejor que podía hacer era dejar a Carlos solo. Cuando te embarcas en un proyecto de estas características: o confías plenamente en el que te está produciendo o mejor no hacerlo. Sin esta predisposición, si encima de que corres el riesgo de que musicalmente sea un desastre, además acabas mal con el que te está produciendo, mejor no hacerlo, porque sino será un doble desastre.

¿A qué retos te has enfrentado al hacer el disco de esta forma?
Dos muy importantes: el primero el de tener fe ciega en la persona que me iba a producir el disco, que le iba a dar un tono musical muy concreto a mis canciones y que suponía para mí una renuncia a esa vertiente multiestilística, donde es la ética y no la estética la que marca la pauta, que me gusta que tengan mis discos; el segundo, al hacer un disco monotemático tuve que sacrificar mi visión multitemática de las canciones. Yo soy una persona muy escurridiza. Soy como una anguila y componer un disco con solo canciones de amor me parecía extraño. Tenía la sensación de estar todo el rato al descubierto, sin poder tomar un respiro, sin tener la posibilidad de desviar la atención del potencial oyente hacia otras cuestiones. He tenido que desarrollar una faceta que tenía escondida.

¿Has dudado del resultado en algún momento?
No, porque al ver a Carlos tan ilusionado sabía que todo saldría bien. Para un músico, producir el disco de alguien que le gusta mucho le puede permitir disfrutar incluso más que producir sus propias canciones. Por eso estaba seguro de que el disco iba a quedar de puta madre, porque al ver a Carlos con esta predisposición y al decirme además que había soñado trabajar en este disco, entonces le dije, tío, carta blanca.

Entonces ¿estás contento con el resultado?
Claro que sí, porque éste es un disco muy especial dedicado a una persona especial. Además ahora, incluso sé cantar de otra manera. De todas formas esto no quiere decir que a partir de ahora vaya a trabajar siempre así. He abierto una nueva puerta y ahora la tengo a mi disposición de la misma manera que tengo a mi disposición la forma de trabajar que había desarrollado hasta la edición de este disco.

 

ROCK EN VALENCIA: ENTREVISTA A MANOLO BERTRÁN, CANTANTE DE DOCTOR DIVAGO

abril 4, 2008

(entrevista aparecida en www.revistateina.com, n.12, junio-julio-agosto 2006)

«Me siento parte de una tradición de rock cantado en castellano y esto es lo que define al grupo»

Revuelta Elemental es el séptimo trabajo de la banda valenciana Doctor Divago. Una razón perfecta para descolgamos por las paredes del pensamiento Divaguiano y para encararnos con su esencia.

Néstor Mir
nestormirplanells@yahoo.es

Doctor Divago es un grupo valenciano que lleva dando guerra desde principios de los noventa Una banda empecinada en llevar hasta el extremo un modo de ver y entender la música y la vida. Sus influencias son de lo más variopintas pero su filosofía y actitud se enmarcan con mayor claridad dentro de los márgenes del rock’n’roll. Del Maximum Rhythm and Blues que en su día acuñaron los Who. También los Jam son otra de sus grandes influencias. Los tiempos y la energía del In the city o del This is the modern World corren por las arterias de esta banda tanto como la tradición del rock cantado en castellano.

Manolo Bertrán, alma mater de la formación y quien responde a las preguntas, es una persona deslumbrada desde muy joven por la ética y la estética del rock, por la música en directo, fanático total de la nueva ola española, de los Beatles y de los Doors. Un lector en la sombra.

DE LA LOCURA, EL ALCOHOL Y OTROS SUEÑOS Y OBSESIONES

La locura es uno de los temas centrales en tus discos y una constante, ¿a qué crees que se debe esta obsesión?
Yo soy psicólogo y me he chupado bastantes clases de psicopatología y psicología clínica. También me encanta el psicoanálisis y he leído a psiquiatras de corriente antipsiquiatra como Ronald D. Laing. Quizás sea esto por lo que pienso que uno siempre está expuesto a los desórdenes mentales y la presencia de esta amenaza no deja de ser inquietante. Incluso puede tener un punto atractivo el flirtear con pasar al otro lado, aunque me gusta ver toda esta cuestión como si fuese un ejercicio surrealista.

También da la impresión de que tu relación con el tema de la locura ha evolucionado con el tiempo, que en los últimos discos te centras en una locura más cotidiana, más cercana, quizás menos excepcional.
Sí, con el tiempo he intentado huir del efectismo, he preferido ahorrármelo, no echar mano de esos recursos y utilizar menos fuegos de artificio. He normalizado mi discurso, he trabajado para hacerlo más creíble y he buscado aspectos que tuvieran una mayor relación con mis inquietudes como persona, con todo aquello que realmente me rodea día tras día.

Los sueños son otra de tus obsesiones, ¿por qué?
Los sueños me ayudan a ahondar en esa visión surrealista de la vida. Aunque hay gente que dice que no hay mucho surrealismo en mis letras, que lo que hay es irrealidad. Cuando dicen esto creo que se refieren a que lo que intento mostrar con mis letras no es una realidad pervertida sino que es más bien una ficción, algo que en el fondo no existe. Pero, ahora que lo pienso, no sé si estoy muy de acuerdo con esa idea.

En tus letras también haces muchas referencias al alcohol, ¿qué relación tienes con el alcohol?
Me he movido bastante por los bares y he tenido amigos que han hecho uso y abuso, no sólo de esta sustancia, sino también de otras. Incluso en alguna ocasión alguien me ha mencionado que la barra del bar es bastante recurrente en las letras de mis canciones… Es normal, me he pasado muchas horas en bares y en pubs. No sólo bebiendo sino también conversando, escuchando música que no conocía, o quedándome hasta las seis de la mañana esperando a que pincharan a los Brincos, a los Bravos y a los Pequeniques.

¿Utilizas el alcohol para escribir o para ensayar?
Nunca me he emborrachado para escribir o para ensayar: para trabajar necesito estar lúcido.

¿Eres consciente de que los mensajes que lanzas no son nada sencillos y que esto puede hacer que la gente no se fije en tus letras?
Desde luego que mis letras están escritas para el oyente dispuesto a hacer una escucha activa. Quiero decir, que tendrá que reflexionar para interpretar el mensaje que lanzo y seguramente a lo largo de esta reflexión sacará conclusiones que a lo mejor nada tienen que ver con lo que yo intenté transmitir. Esto es lo que me parece interesante. Lanzar un mensaje cerrado no me seduce, no me parece tan atractivo. Si pierdo oyentes por esta razón es algo que no me planteo, que no me influye a la hora de escribir. De todas formas también hay temas en los que soy bastante directo, en los que no soy tan enrevesado.

Sí, pero aún así no son los mensajes típicos que se escriben en las canciones típicas…
No, no lo son, sí es verdad que huyo de los mensajes fáciles, de los estribillos facilones que hoy en día están tan de moda. En este sentido creo que hemos perdido un poco el norte, a diferencia de lo que pasaba en décadas pasadas, sobre todo en los años 60s y 70s, parece ser que el éxito de masas está estrechamente relacionado con la producción de textos que no tengan más de cuatro palabras. Creo que la diferencia fundamental es que antes se producía para divertir haciendo pensar a la gente, de ahí la importancia de iconos tales como Jim Morrisson o los Beatles, y ahora el objetivo es entretener por entretener, a cualquier precio.

El contexto ha cambiado…
Sí, el contexto ha cambiado y está claro que en el mundo del rock se pueden hacer muchas lecturas distintas. Por ejemplo a mi el rock’n’roll de los años 50 me encanta, ahí no hacía falta decir nada, sólo por el hecho de colgarte una guitarra ya estabas asumiendo una actitud provocativa. Además, había músicos de la ostia: Elvis, Chuck Berry, Buddy Holly, Carl Perkins… Todos ellos y muchos más que se han quedado en el tintero son mis influencias, así es como entiendo la música y sin duda quiero que mis letras reflejen esto.

Pero el contexto…
Por mucho que haya cambiado el contexto no voy a dejar de hacer las cosas como yo creo que debo hacerlas para considerarlas bien hechas.

 

REVUELTA ELEMENTAL: SONIDO Y MÉTODO DE LA CASA

Doctor Divago lleváis funcionando más de diez años y a lo largo de este tiempo la formación ha sufrido diversas variaciones. A pesar de ello habéis conseguido que vuestro sonido sea inconfundible. ¿A qué crees que se debe esto?
Tuvimos la suerte de que los reemplazos siempre fueron fans, personas que nos habían estado siguiendo y que sabían cuales eran nuestros gustos y nuestra filosofía vital y musical. Siempre que ha entrado alguien nuevo ha sido para dar una bocanada de aire fresco, un nuevo empuje, a una idea que vista desde fuera, pero también desde dentro, parece estar definida claramente.

¿Esto tiene que ver con que tú eres quien compone letra y música de las canciones?
Esto tiene un peso importante, pero también lo tiene el soporte, anímico y profesional, aportado por Antonio H. Chumillas (el armonicista) como por Asensio Ros (el baterista) a lo largo de todos estos años. Mis canciones siempre han necesitado de este respaldo básico para ver la luz.

¿Cómo trabajáis los temas?
Normalmente llevo al ensayo una idea muy clara sobre lo que quiero que sea la canción. De hecho, en la mayoría de las ocasiones ya conozco la letra de memoria cuando la presento al resto de los miembros, debido a que en casa realizo un trabajo a fondo. En el ensayo nos dedicamos a pulir, a doblar algunos pasajes, a recortar otros, a definir punteos, bajos, baterías, coros, etcétera.

¿Y cómo ha sido el proceso de elaboración de Revuelta Elemental?
Con la incorporación de David Vie, el nuevo guitarrista, la consolidación de Edu Cerdá al bajo, a su profesionalidad, y a la de los otros dos miembros que antes he mencionado, conseguimos que la elaboración de este disco fuese muy gratificante. Logramos centrarnos en disfrutar de cuestiones esencialmente musicales y ello ha sido muy importante a la hora de encontrar un refugio del cual extraer fuerzas y vitalidad.

¿Cuando empezasteis con la grabación?
Más o menos en octubre de 2005 y cada tres meses nos metíamos en el estudio de Dani Cardona (Studio 54) y hemos grabado entre tres y cinco canciones por vez.

Una vez más en Studio 54 y con Dani Cardona de productor. ¿Cómo funciona este tándem?
Llevamos trabajando juntos diez años, desde El loco del chándal. Dani es la persona que mejor nos conoce dentro de un estudio de grabación: ha trabajado mucho con nosotros. Aun conociéndonos tanto, o quizás por ello, no es complaciente con nuestra música; más bien todo lo contrario, aporta una opinión externa y un contrapunto necesario a nuestra visión de los temas. Ello se traduce en la incorporación de matices indispensables en la definición de las canciones. De todas formas, debo decir que al estudio llegamos con los temas muy currados y que, por ello, Dani pudo centrarse esta vez, con mayor dedicación, en cuestiones de interpretación y en lograr hacer que las cosas sonaran tal y como son.

Uno de los temas de este disco, aunque es tuyo, lo canta Víctor Ortiz. En otras ocasiones has hecho versiones de Lone Starr o de Nino Bravo. ¿A qué se debe este interés?
Yo me siento parte de una tradición de rock cantado en castellano y en cierto modo es esto lo que define al grupo.

¿Es una especie de agradecimiento?
Más bien son homenajes nacidos con naturalidad. Como me muevo dentro de estos parámetros me parece muy normal satisfacer estos deseos invitando a personas de renombre como Víctor Ortiz a que cante uno de mis temas (La mala herencia), o haciendo versiones de Nino Bravo, La Resistencia, Lone Star o 091.

¿Qué significado tiene el directo para vosotros?
Lo pasamos muy bien y nos encontramos muy a gusto. Además, la mejor forma de defender un nuevo disco es ante el público y nosotros trabajamos hasta el último detalle para sonar potentes, enérgicos y con calidad. El directo es una manera segura de llegar y convencer al personal. También confieso que nos gustaría actuar más y, a ser posible, ante más gente.

¿Cómo está yendo la gira?
Allí donde hemos actuado, aunque haya sido en la otra punta de la península, nos hemos encontrado con personas que saben nuestros temas de arriba abajo. Cuando eres consciente de lo difícil que es conseguirlo, constatarlo representa una gratificación muy importante. Aunque siempre podría irnos mejor, somos conscientes de que no nos podemos quejar.